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miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Recuerdan a un tipo llamado Barack Obama?

Foto. Imagen del presidente de EEUU durante la campaña
electoral que le aupó a la Casa Blanca.


Hoy es un día curioso. Estaba recordando hace unos días como hasta hace bien poco, se ensalzaba al que iba a salvar a EEUU de sí misma e iba a ser, casi literalmente, el salvador del mundo, aquel al que se le dio un nóbel de la paz antes incluso de haber realizado cualquier mérito para merecerlo. Aquel al que todos seguían casi fervorosamente.

Supongo que incluso la mente menos avispada habrá alcanzado a concluir que el primer párrafo habla del presidente de EEUU, Barack Obama.

No haré gala aquí de ninguna clase de ironías. Hoy no toca, pues la realidad no invita a tal situación, sino a la queja y la reflexión.

Supongo que cualquier persona que muestre un mínimo interés por el mundo habrá escuchado algo acerca de Wikileaks, los nuevos abanderados del periodismo real, y en especial, de la gran cantidad de bofetadas que sus revelaciones están regalando por doquier (en especial en la primera potencia mundial). Si bien, el país de las libertades, como tienden a enarbolarse, aunque es de sobra sabido que un país con barrios y colegios para negros, para latinos y para blancos, no practica especialmente la libertad en su estricto sentido; ha incurrido quizás hoy en el mayor crimen contra su propia hipocresía. Expuestos ya ante el mundo, de su forma de sojuzgar y trabajar de fronteras para afuera, con millones de ojos mirando las noticias que están saliendo a diario, han recurrido al arma más antilibertaria que podría utilizarse. La galantería de la libertad ha dado al traste pues, censurando Wikileaks, y a saber que más medidas irán tomándose los próximos días. Especial tema aparte la guerrilla sucia hacia Julian Assange (Wikileaks-man, el superhéroe de la información clasificada), hasta la Interpol anda metida ya en el asunto, ojalá todos los supuestos casos de abuso recibieran la misma atención...

En fin, no me extenderé más ante algo que habla por sí mismo. Personalmente, el presidente de los Estados Unidos, el señor Obama, pasará a la historia, solo por ser el primer presidente negro. Sus promesas han caído al olvido, sus intenciones ni él mismo las recuerda y ahora, ha tomado la carta más sucia de toda la baraja. Lo fácil no era lo correcto, tocaba dar la cara y corregirse con hechos.

viernes, 7 de mayo de 2010

Réquiem a una sociedad

Diría que hoy es un día normal, no un día más, sino uno normal. Pero, desgraciadamente, no puedo decirlo. Es un día normal dentro de un círculo de más días normales, hoy es uno más de un ciclo de muchos más y como tal, hoy, he vuelto a sentir el desapego sobre esta especie.

Llevo unos días con la cabeza sobre una situación que pude presenciar, además, las circunstancias, en su cruel transcurrir del día a día, han ido complementando la idea que, si bien cada día mantengo (Por más o normal que sea), aún no acabo de creerme del todo… Aunque visto lo vivido, es sólo cuestión de tiempo. La sociedad está corrupta.

Pues bien, tengamos esto como punto de partida. Entrar a juzgar el estado de esta sociedad creo que queda fuera de lugar ya. Con salir a la calle, montarse en una guagua o sencillamente estar 10 minutos en hora punta escolar frente a un instituto, se sacarían muchas más conclusiones de las que yo abordaría en toda una tarde. Si bien, contaré una de esas situaciones, en uno de esos momentos, en un día quizás demasiado normal, pues desgraciadamente, lo que sigue, ya no resulta raro.

Mientras volvía de mis quehaceres matutinos, en un día que no puedo especificar con exactitud, pude ser testigo de la muestra más cruel del declive completo de esta sociedad. Todo ello, a razón de mi juicio. No me enredo más. Al pasar por una plaza, un grupo de chavales, adolescentes en plena explosión hormonal, jugueteaban a pelearse entre ellos. No hubiese significado nada para mí de no llamarme la atención un detalle. Es normal que los “pre-hombres” intenten demostrar a sus iguales su superioridad física mediante demostraciones de fuerza, mientras son jaleados por sus congéneres. ¿Si lo hacían en las tribus hace 50.000 años, porque íbamos a dejar de hacerlo ahora? Sólo se ha cambiado desde entonces la cantidad de ropa y la dureza de nuestras viviendas… El caso es, un mínimo detalle, convirtió ese día más, en ese día mayúsculamente normal, por reiterado de mi congoja. Sucedía, que el grupito jaleaba a un chaval con Síndrome de Down hacia otro chico con el mismo síndrome. Así pues, el primero atacó al segundo, que ni reaccionó en su defensa, mientras el primero le flagelaba con golpes en la cabeza, entrando en un frenesí alimentado por los vítores de sus sojuzgadores. Así pues, el primero de los chicos acribilló al segundo que claudicó huyendo un trecho, mientras el otro volvía con el grupo entre clamores. Como comprenderán, ver eso, personalmente, me afectó en lo más hondo de mi humanidad herida. Cosas así merman mi esperanza. Si bien, no es el único episodio en el que, el difícil convivir de la sociedad me subyuga. Hubo otro episodio, similar a este, hace casi un año, que me sembró exactamente las mismas terribles sensaciones. Y esto, no se cura, se acumula.

Así pues, y dejando atrás días ya pasados, me planteé hoy, por cuestiones que no vienen al caso, el por qué de la necesidad humana de fingir ante otros que todo es maravilloso cuando, claramente, resalta, por obvio, todo lo contrario. No tengo ganas ni edades para estar cargando fachadas tontas de sonrisas, cuanto más, vacuas e hipócritas, para intentar mitigar verdades a medias por mucho que algunos no quieran terminar de verlas. Si bien esto sonará raro y confuso, pero yo necesitaba decirlo, como confirmando, para mí, que es mi propio juicio aquel que vela por que siga regio en este proceder que me da forma. Acabo con una cuestión:

¿Amanece acaso, cada mañana, por normal que parezca, en un mundo cada día peor? Votemos.

sábado, 17 de abril de 2010

El día que las monjitas me dejaron contento

Hoy, dentro de esas pocas veces que ya algo me sorprende de verdad, fui sorprendido. Tocaron en mi casa un par de señoras cargadas de sus folletitos de la biblia. Sí, mis queridas amigas que tantas horas buenas me han dado.
Normalmente habrían salido huyendo tras intentar medianamente capear el temporal en el que me convierto para ellas... sin embargo, hoy no fue así.
Mis "queridas amigas" tocaron como tienen por costumbre en un sábado sabadete cerca del mediodía (Básicamente no hace ni 20 minutos que se fueron). Salí yo, como de costumbre, cuando las vemos merodeando, ya dispuesto a lanzarles mi muy entrenado discurso sobre antropodivinidad, dioses muertos, adoctrinamiento infantil para anular el propio yo y la capacidad, etc. Vamos, lo normal en estos casos digo yo.

Cabría decir que el encuentro empezó igual que todos los anteriores, porque, eso sí, al presentarse siempre son muy educadas, lo que... algunas reaccionan mal a mis respuestas..., el matiz esta vez se encontró en las reacciones, precisamente. Tras negarle sus panfletitos sobre la biblia (Casi seguro que he leído yo más de ese libro que todas las que vienen/vengan), la señora, con una sonrisa bastante "guasona" me pregunta: -¿Y en esta casa de que religión sois?-, ni corto, y menos aún, perezoso, le respondí que en casa no se profesaba ningún aspecto de la religión. A lo que ella, para mi sorpresa, responde con otra carcajada y se despide tan amablemente como llegó, deseándome los buenos días. Mi cara de sorpresa tuvo que ser enorme ante su reacción, tuve que contener todas las respuestas que tenía en la boca, porque por fin, podía contenerlas.

Aún estoy dándole vueltas, ¿estará, por fin, llegando la gente con tolerancia y capacidad para pensar a la Iglesia...?

-Seguiremos informando.

domingo, 21 de marzo de 2010

¡No me hables de dios cuando en realidad me hablas de estupidez!

Sencillamente, para tod@s aquell@s telepredicadores puerta a puerta.
Por un despertar, inusual, a un segundo en su inteligencia.

viernes, 19 de marzo de 2010

De mi "todo yo" hacia todo mi mundo...

Hoy me han atracado, ha sido doloroso, triste y evidentemente, poco rentable para mi persona.

Os pondré en contexto.

Iba yo, tranquilamente, por mi vida, surcando el cosmos de información de la red cuando, de repente, se cernió sobre mí una mano de guante blanco de una destreza irrefrenable en su “arte”.
El ladrón en cuestión (Los amigos, según me enteré luego, le llaman gobierno) metió su brazo impunemente hasta lo más profundo de nuestros hogares, nos ha empezado a robar la libertad…

Hoy se ha aprobado la llamada ley de Sinde (Yo la llamo cariñosamente: Sinde-scargas), en honor a la ilustrísima ministra de cultura, de la cual hablaremos luego. Así que, en un futuro no muy lejano, se habrá acabado el disfrutar del contenido de la red de manera gratuita.

¿En qué nos afecta esto? Tranquilos, se puede dar una breve explicación y, además, podemos hablar también de algunas víctimas, además de los propios usuarios.
Olvidaos de eso llamado música. A partir de ahora, gracias a que dejamos que la “SGAEmoncín” nos dé casi de comer (Poco falta para el canon en las cucharas y tenedores, ya veréis), toda canción, álbum, clip, etc., que tenga derechos de autor (Vamos que si nos improvisamos una rumbita en un asadero tras muchas cervezas, como la pieza es legítima y no está inscrita en ninguna parte, escapará de esta ley… El resto, no. Y esperemos que no se percaten de que se olvidaban de las improvisaciones, que a este ritmo, nos las tarifican también). Así pues, olvidad vuestro estilo y gustos musicales, a partir de ahora sólo podremos disfrutar de las maravillas que los 40principales y pseudo-derivados plomizos nos puedan ofrecer, porque no podremos descargar… Temor tengo también por YouTube, dado que las canciones podrían ser extraídas de ahí, así que, en algún momento, o YouTube paga para regalarnos su contenido… o pagaremos nosotros por acceder a YouTube… Podría seguir poniendo ejemplos, pero el resultado es el mismo, las compañías priman, la industria manda y al final, es el dinero lo único que persiste. La cuestión, hablando ahora de víctimas, es la nueva barrera que se alza entre el músico que empieza y el futuro usuario. Al eliminarse los medios que tenía este último de acercarse al primero… Bueno… quizás nos encontremos a los pretendientes a popstar vendiéndonos puerta a puerta sus CD’s como si fueran biblias… Aunque pena me la da la buena música, no los “proto-triunfitos”, que ahora sí, se ha quedado encerrada en los baretos de mala muerte. Una lástima.
¿Otro damnificado? Pues las series que tanto nos gusta ver, o los documentales que algunos verán (Yo sí, al menos). A partir de ahora (Y con la casi presumible extinción de páginas como seriesyonkis o cinetube), nos tocará ver, las cuatro series malas que emiten en la tele española, las pocas buenas que salen a veces en nuestras tv’s y encima, sobrecargadas de anuncios que hacen que no puedan disfrutarse. Además tras haber sido, algunas veces, destrozadas en los doblajes. No contemos ya con el hecho de que la mitad de las buenas series ni nos llegan o tienen horarios que dan risa (Dexter y The Office tienen horarios muy, muy prohibitivos cuando se están emitiendo en abierto, y eso es sólo un ejemplo). En definitiva, que si quieres disfrutar una serie, has de estar dispuesto a pagar 50-60 eurazos, de los cuales un buen pellizco se los mama la “SGAEtimo” y nuestro esperanzador gobierno (Ja, ja, ja).

Y ya por último, el cine… esa gran multimillonaria víctima de la piratería… En uno de los países donde los cines son más caros, se quejan de que las películas sean descargadas. De esta parte he de decir, además, que la promotora de esta maravillosa y estupenda ley, nuestra queridísima ministra de cultura, Ángeles González-Sinde (Habéis pillado el chiste ahora, ¿eh?), presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (AACCE), que no sólo va a designar, a dedo, un tribunal que determine qué webs echarán el cierre (Siempre y cuando, los tribunales luego les den la razón) sino que encima desoye la voz de un amplísimo grupo ciudadano que reclamaban indignadísimos, el proceder de esta ley, porque aquí, como ya dije, lo importante es el dinero, y ante esto, hay que escuchar a las multinacionales y no al pueblo… Esta ministrilla, que parece querer fomentar una especie de subcultura controlada por las multinacionales y los productos que estas consideren óptimos para el populacho, se ha empezado a meter en la vía de escape, de información, de comunicación,…, de millones de usuarios de la red. Y claro, para entender mejor este último punto, voy a narraros un “extractito” de la biografía de la sujeto de estudio. Además de ministra y presidenta de la AACCE, la señorita Sinde es guionista de maravillas del séptimo arte tales como “Mentiras y gordas (2009)”, vamos lo mejor de nuestro cine en las últimas dos o tres décadas, habría que remontarse a Alfredo Landa para encontrar algo de tal calidad… En fin, que sólo pensando en esa película me queda claro cual es el plan para la cultura que se quiere implantar en España… Y quien quiera entender, libre es de interpretar…
Y para ir concluyendo… en USA algunos periódicos empiezan a chapar sus versiones online a menos que pagues para leerlo… supongo que será lo próximo así que olvidaos de estar informados… Nos va a tocar comernos mucho humo en la tele.
Y nada, de política en general hablaré otro día. Últimamente “peperos” y “pesoes” me tienen muy, muy crispado. A tenor de su próxima pifia ya veré si abro mi particular caja de pandora (Que aunque no salga de aquí… me queda la esperanza de que alguien lo lea…).

Y para concluir, una anécdota que bien podría servirme perfectamente para enlazar la “cultura” habida en este post con el futuro que pienso hacer sobre sociedad y política. Me llamó un número al móvil mientras escribía esta parrafada (Admito que es “larguete”…) que no conocía, así que respondí. Mi interlocutora me pregunta por Teresa, nombre para el que, para los que no me conozcan, no suelo responder, y le hago saber que ha llamado a un número equivocado. La señora, en su tesón de hablar con la susodicha, me cuestiona y me interpela: -¿Pero no eres el hijo de Teresa?-, evidentemente, la respuesta no había cambiado, así que le reitere su equivocación, a lo cual ella, muy amablemente, me responde: -¡Anda hombre! Pues vete a la mierda. Y me cuelga el teléfono. Y así me quedé yo mirando el teléfono con la cara de incomprensión que me dura hasta este instante. En fin, eso es todo amigos (Mec, mec). ¡Hasta la próxima!